El principio de la elaboración de las fibras sintéticas, como todo desarrollo hecho por el hombre, se basó en la observación de los fenómenos naturales. En este caso fue el gusano de seda tejiendo su capullo: se observó cómo el gusano expele un líquido viscoso (la fibroína) a través de pequeñas glándulas u orificios. Inmediatamente después de que sale de los orificios, el líquido se solidifica formando un hilo o filamento.
Por lo tanto, si el hombre desea hacer fibras semejantes, lo primero que tiene que fabricar es un líquido viscoso, hacerlo pasar a través de pequeños orificios y finalmente arreglárselas para que la corriente de líquido que sale se solidifique o coagule inmediatamente formando una fibra.
Este método se utiliza en la actualidad por todos los fabricantes de fibras sintéticas.
Naturalmente que se ha requerido mucho esfuerzo y tecnología para lograr métodos satisfactorios que puedan imitar al gusano de seda. Por lo general, a todas las fibras hechas por el hombre se les denomina fibras sintéticas. Sin embargo, dentro de esta categoría existen dos tipos: las llamadas artificiales, que usan productos naturales como el algodón y la madera, y las llamadas sintéticas porque sus materias primas son productos derivados del petróleo.
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